la cuerda triple

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jueves, 21 de julio de 2011

EL HÈROE Y LO HEROICO


Se le puede llamar “salvador”, “hombre a caballo”, “profeta”, “arquitecto social”, “discípulo preferido”, “revolucionario científico”, según cual sea el vocabulario del grupo o partido del credo al que pertenezca.
  • El gran hombre es un símbolo, un índice, una expresión, un instrumento o una consecuencia de leyes históricas.
  • El héroe, el gran hombre o conductor se ve a sí mismo como “padre” de su país, partido o causa y que más a menudo todavía, sus secuaces lo miran de igual forma como su “padre”.
  • La cuestión no ésta en que realmente falte siempre un número suficiente de personas que quieran y hasta que anhelen asumir la conducción, sino más bien en el hecho de que la facilidad con que tales personas habitualmente adquieren y mantienen el poder y las múltiples maneras por las cuales acrecientan la autoridad originalidad relativamente pocos interesados en rivalizar por llegar a los cargos de conducción.
  • El héroe, cualquiera que sea, se destaca de una manera cualitativamente única frente al resto de los hombres en la esfera de su actividad y, además, que el registro de las realizaciones en cualquier campo es la historia de los actos u de los pensamientos de los héroes.       



 LO HEROICO:

La ética de las sociedades heroicas  es una ética de la acción; las personas son lo que hacen.
Mientras que en la sociedad heroica el héroe por excelencia fue el guerrero, ser corporal y de la acción, en la Grecia filosófica lo será el héroe trágico.
En los derroteros del ciclo heroico encontramos los meridianos de una búsqueda. Èsta, no es otra que la búsqueda de la virtud, el sacrificio; la convicción de que sòlo si cada ser humano hace las cosas bien, la sociedad puede alcanzar el bien común. 

Conclusiones:
Los héroes están a medio camino entre lo humano y lo divino; son demasiado humanos para ser dioses, y demasiado dioses para ser mortales. Por eso el signo por excelencia de la heroicidad es la inmortalidad. 

  • “El territorio mítico está poblado de vidas y proezas. El continente, la costa y las islas, los bosquecillos y los manantiales están ocupados por lugares de culto consagrado a ellos.
    Tras su muerte, los héroes
    perviven en la memoria como
    seres divinizados y alejados,
    perduran en los altares y
    santuarios consagrados a ellos,
    comparecen entre las filas de
    batalla de sus sucesores y en
    cualquier parte del mundo como
    Astros sobre la tierra”
    (Friederich Georg  Jünger, Los Mitos Griegos) 

    Bibliografía:
     
    Sacado del libro: EL HÈROE EN ÑA HISTORIA, Sidney Hook. Ediciones Galatea – NUEVA VISIÒN

    Sacado del libro: El héroe y lo heroico: apuntes para identificar los estados de la cuestión, Carlos Andrés Arango Lopera – Tesis.

     

     

 
 

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